Ubicado en un edificio que data del año 1886, en Nueva York encontramos un apartamento de amplias y abiertas estancias con cierto aire nórdico, caracterizado por sus altos techos y por los grandes ventanales que aportan una maravillosa luz.
En
el salón, el comedor y la cocina lo que más llama la tención son sus
paredes de ladrillo visto que le otorgan un aire más cálido y acogedor,
rompiendo un poco con las líneas tan limpias y sencillas del resto de la
decoración.
Dormitorios amplios y muy luminosos, baños que se asoman a la ciudad, madera, cristal y piedras naturales.
¿Os gusta este tipo de decoración?
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Fotos vía: www.esny.se
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